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lunes, 30 de noviembre de 2015

Jodido

Existen pocas sensaciones peores que sentir que vas a fallarte a ti misma. Empiezas a poner en duda tu capacidad, tu valor, tu personalidad, tu fuerza...

"No pretendas que salga bien" - te susurra el incosnciente cada vez que vuelves a intentarlo. Cada repetición se tumba en tus hombros y va costando más caminar con la cabeza alta.

La derrota se palpa con los dedos. Desde aquí se puede oler el fracaso. Pierdes el pulso contra el destino. Loquedebeser te está ganando la partida y lo sabes. Y la certeza te coge por la garganta y no tienes fuerzas para soltarte de ahí.

"Todo lo que haces es una mierda" - grita la razón cada vez que lo intentas. Una tras otra, se van repitiendo esas frases y cuando quieras darte cuenta, estás bajo su pisada.

Minúscula, insignificante, mediocre, normal. Te sientes mal contigo misma y buscas la evasión. Una forma de rellenar tu tiempo y no sentirte tan mal. Que las excusas te den la mano y protejan tus espaldas. Que sientas que haces algo más útil y justifiques cada cobardía anclada en la mirada.
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Sé que he perdido mi mayor valía. La capacidad de ser creativa sin serlo. Igual fue un espejismo. Igual es que dependo de una vida de mierda para ser alguien. Quizás he aprendido a quererme. A no cortarme las venas con los versos. A aflojar la cuerda de la garganta. A pensar en rosa. A sentirme mejor conmigo misma. O quizás ésa es la excusa que me mantiene viva. No sé.

Lo único claro es que lo que escribo no vale para nada, ni siquiera esto.

viernes, 6 de noviembre de 2015

Errando

Caemos en lo más hondo de nosotros mismos. Tú en mis bragas. Yo en tu bragueta. Te empapas los dedos en nostalgia y yo me trago los errores que sigo cometiendo. Las ganas viscerales se adueñan de nuestras bocas y sueltan con rabia dentelladas que nos marcan y hacen daño.

Tu polla me duele en el vientre. No por su tamaño. Sí por lo que implica. Sigo clavada en el mismo mástil y no hay tormenta que me devuelva a la orilla. Mi pecho tiene fobia al mar y tus lágrimas no dejan de resbalarse por mis mejillas. Te duelen mis tetas. No por su peso. Sí por lo que implican.

Pones tu vida patas arriba. Y la mía. Y a mí. Y follamos sabiendo que en unos minutos lo estaremos lamentando. Pero lo hacemos. Y lo disfrutamos. Nos sentimos vivos. Nos evadimos del puto reloj que solo sabe girar y girar aunque parezca que lleva años señalando la misma hora. La de la rutina. La de los deseos calmados. La de las manos que recorren la piel de memoria. La de párpados cerrados que no se abren porque ya lo han visto todo. La de las ganas de tener una vida normal. La de ser normales. Le doy la espalda al amor a fuego lento y ardo sobre ti. Tus dedos avivan a una entrepierna en llamas. La apagas en unos segundos y soltamos un último gemido. Quién sabe si de placer o de pena.

Pensábamos que acostándonos, íbamos a destrozar lo que tanto nos costó forjar en otra cama. Lo que no sabíamos es que las cosas estaban rotas desde mucho antes. Incluso antes de tener ese pensamiento y de llevarlo a cabo.
 

Que éramos dos suicidas que buscaban la forma menos dolorosa de morir. Y que regresamos a casa, como el preso que camina a la silla eléctrica, perfectamente consciente de su final.

viernes, 18 de septiembre de 2015

Deporte

Subirme el pantalón. Ponerme la camiseta. Abrocharme las botas. Colocar el balón en el punto de penalti y reventar la portería. No meterla. Golpear la pared o el palo, o el puto larguero. Pero que no entre. Que me cabree e incite a más. Que me haga enrabietarme del todo. Que me ayude a sacar la impotencia. Y cuando entre el balón en la red, tirarme al suelo a hacer abdominales hasta que me duela respirar el poco aire que me entra. Superar la puta angustia. Aprender de alguna forma. Desgastarme físicamente para dejarme la mente sin fuerzas. Batirme en duelo con el puto intelecto. Darme la vuelta y hacer flexiones. Enseñar los dientes en cada bajada. Gruñir en cada subida. Sentir mis músculos temblar hasta la fatiga. Reventarlos. Joder, que aprenda el puto cuerpo a sufrir. Que sepa lo que duele el daño y más si te lo hacen adrede. Ver las gotas de sudor caer al suelo. Girar y volver a los abdominales. Sin olvidar ninguna parte del cuerpo. Que todo duela. Que los tendones te recuerden el daño que les haces y así sentirte en armonía con el mundo. Que le jodan a todo. Que la fatiga me sobrecargue los músculos. Que el agotamiento me ponga sangre en la garganta. Que el cansancio me nuble la vista. A ver si así consigo, durante unos minutos, no ver la puta realidad. 


viernes, 11 de septiembre de 2015

Luchando

Tirarme en paracaídas desde un avión. Hacer puenting. Poner el coche a doscientos. Hacer ejercicio hasta que me duela respirar. Sobrepasar mis límites. Sentir miedo, temor, pánico, dolor, angustia. Eso es lo que me pide el cuerpo cuando estoy jodida. Cuando el valor de las cosas decae, cuando la vida se destiñe y los días solo son losas sobre las que caminas. Es una putada sentirse así. Creer que no importa tanto lo que te pase. Y entonces tener valor para arriesgar. Saltar desde un puto barranco y pensar: "¿qué más da si no vuelvo?" O esperar que el dolor físico alivie el mental. Machacarte los músculos o inflamarte los tendones para despistar al puto pecho izquierdo. Jadear. Gruñir. Gritar. Aliviar la rabia. Soltar la impotencia. Expulsar el rencor. Romper a llorar viendo como el corazón se parte en añicos y se te clavan en las entrañas. Y ciertamente, ese dolor es menor que cuando está entero pero lleno de grietas.

No hay piel que soporte que te quedes quieta mientras te vas rompiendo.

sábado, 5 de septiembre de 2015

Podría

Podría contarte los lunares que te he besado y recitarte los que quedan en mi lista de cosas pendientes.

Podría calcular el grado de elevación exacto de las comisuras de tus labios cuando digo "te amo".

Podría decirte que tienes tres tonos diferences de pelo, pero que el más sexy es el que tiñe de blanco tu sabiduría.

Podría abrazar cada noche que hemos pasado juntos, aunque fuera en camas separadas.

Podría besarte cada mensaje de buenos días y lamer cada uno de buenas noches.

Podría confesarte que sé con precisión qué movimiento hará que te endurezcas, por dentro y por fuera.

Podría entender que quieras más de mí porque ese todo que cada día te doy, crece tras veinticuatro horas.

Podría saborear tus verdades y coserme la confianza en el pecho izquierdo.

Podría tatuarme nuestro futuro sin saber qué colores utilizar pero sí quiénes aparecen de la mano.

Podría criticar cada uno de tus gustos para lanzarle un guiño a la diferencia que nos hace distintos.



Podría analizar tu forma de entender la vida, pero prefiero compartirla.

Podría dejar que dirigieras mi vida, pero prefieres compartirla.

Podría morderte la clavícula y mandar a tu espalda cada palabra que escribo.

Sobre la felicidad

He llegado a la conclusión de que la felicidad reside en la armonía. Y es que, no es cuestión de desfasarse, ni de vivir un montón de aventuras, ni de pasarte por la piedra a todo lo que se mueve por tu alrededor, ni siquiera cruzarse dos continentes en la misma semana o saltar desde un avión. Es más sencillo.

Para mí, la felicidad es aquello formado por la confianza, el amor, la honestidad y la superación. Si tengo una persona en la que puedo confiar ciegamente, además de confiar en mí misma. Si a eso añado a alguien que me quiere y a quien quiero, y además me quiero a mí misma. Si también me relaciono con alguien honesto y puedo ser honesta conmigo misma. Si además, esa persona y yo intentamos superarnos, ser cada vez más, formar mejor equipo y también intento avanzar por mi cuenta, evolucionar como persona y crecer, me siento feliz.

La felicidad no es una meta, si siquiera un camino, es un estado, una forma de entender la vida, una parte que va unida a ti.


Y cuando la alcanzas, no quieres separarte de ella. Solamente tienes ganas de ser más feliz.


viernes, 28 de agosto de 2015

Recomendación

Hoy quiero enseñaros un blog lleno de metáforas y realidades, de indirectas y directísimas, de sutilezas y descaros, de inocencia y picardía, y, ante todo, mucho amor por la escritura. Tiene apenas unas semanas, pero merece la pena disfrutarlo. También aparecen frases de otros poetas (sobre todo actuales). ¡Espero que os guste, aunque sea, una cuarta parte de lo que me gusta a mí!



domingo, 16 de agosto de 2015

Su baile, su vida

Tenía unos ojos marrón inocencia que combinaban con la timidez de sus mejillas. Cada día le rendía un homenaje a la infancia y salía a bailar con un moño enrollado sobre las ganas. Contaba con varios espectadores que iban de la mano a homenajear los pasos que daba aquella pequeña de labios rosados. Cuando acababa el espectáculo, empezaba a elevar la mirada hasta focalizarla en aquellos invitados de lujo. A los demás apenas les dedicaba una despedida. Y así, regresaba a casa por la acera de la seguridad. 

Con el paso de los años, las gradas fueron vaciándose, hasta el punto de parecer que había más desconocidos que allegados. Y cuantas menos entradas para los palcos se vendían, más resbaladizo se hacía aquel escenario. Los párpados se iban llenando de ausencia y los tobillos de inseguridad. Volvía a casa por otro camino, con más curvas y baches. 

Un día, la eligieron protagonista del ballet, pero para entonces, ya se le había atravesado un dolor en la cintura que le impedía mantener la postura erguida que demandaba la situación. Aquel proyecto de adulta iba perdiendo piezas y electricidad. Su alegría se calaba con facilidad y tenía que arrancar dos o tres veces alguna sonrisa con la que ponerse en marcha. 

Poco a poco, se fue acostumbrando a aquel escenario semidesnudo donde tenía que brillar y fue cogiéndole el truco a la forma de colocarse los zapatos. Conseguía mirar de reojo al público antes de irse. Incluso aplaudía a los del anfiteatro. 

Aprendió pasos nuevos con los que pudo saltar de la adolescencia a la adultez sin pisar los charcos. Salía inmaculada de los espectáculos. Algunos miembros de las butacas, se subían a los palcos porque verla merecía la pena hasta ese punto. Al final, esa chica se sentía bailarina de primera. Toda una profesional en hacerle un gran battement a la vida. Ya no sentía la necesidad de regresar a casa por el camino de siempre. Incluso se iba de copas con una persona de los palcos.

En las siguientes actuaciones, los directores le encargaban más partituras. Tantos que se le caían de las manos. La obligaban a bailar entre dos columnas de folios que le hacían sombra. Y los palcos se iban vaciando. Los peores asientos fueron abandonados. La situación empeoró y la chica se cansó de ver a la misma persona en la grada aplaudiéndola. Ya no le resultaba un estímulo. Y las copas se fueron rompiendo. Y las aceras fueron caminos tortuosos. Y las zapatillas no sosteían aquel peso. Y la cinta soltaba al pelo. Y la falda ya no se elevaba. 



La compañía siguió adelante pero sin ella, quien se vio renegada a bailar sobre su parquet. Lo que no sabía es que, tras la ventana, siempre estaba aquella persona del palco, viéndola bailar. Se pasaba las horas tras el cristal esperando que la descubriera, pero la chica empezó a bailar por las noches, a bajar las persianas y a cerrar las cortinas. Se encerró en su mundo, donde no había sitio para otros ni para el baile. 

Y ahora, se encuentra dando vueltas por la casa, con las zapatillas en la mano, arrastrando sus cuerdas por la tarima. Lo que no sabe es que esa persona sigue tras los muros, para que cuando decida salir, sepa que nunca perdió la confianza en ella.

miércoles, 12 de agosto de 2015

Adéntrate



Me fascina tenerte dentro. Mojarme de ti. Llenarme de ti. Empaparme de ti. Vaciarme de ti y que me vuelvas a llenar. Disfruto sentándome hasta el fondo sobre ti y sintiendo que mis músculos se adaptan a los tuyos, que mis formas se confunden con las tuyas hasta ser sólo una. Me encanta que me agarres, que me inmovilices cuando te mueves tan brutal. Que se meneen mis formas redondeadas sobre la tuya tan recta y que claves tu gemido en mi nuca. Me maravilla que me pidas que te dé y darte lo que me pidas. Incluso hacer un trueque de mis movimientos por tus lametones. Desobedecerte para que me obedezcas y obedecerte para que me desobedezcas. Que cuando te digo que quiero sexo, en realidad quiero que te adentres en mis huecos, como puedas, como quieras, como debas. Que elijas boca, lengua, dedo, consolador o polla. Que juegues. Que busques mi corrida y corras a por la tuya. Que te hagas de rogar, que te escuche, que te entregue, que me recibas. Que te quiero a ti, debajo de las sábanas o sobre la alfombra. Pero siempre a ti, porque el sexo es algo que hemos creado. Porque no existen dos sexos iguales. Ni uno que me interese más que el tuyo.

lunes, 27 de julio de 2015

Cotilleo sobre "el error que jamás cometí"

Pues después de 6 años con la duda de si el tío al que le dediqué cientos de entradas en mi blog había sentido algo por mí, decidí mandarle un word, contándole todo lo que necesitaba y ¿sabéis cuál fue la respuesta? (además de escueta, ¡la madre que le parió!), que esas cosas que yo había visto, sentido... eran mías, personales, que no tenían nada que ver con su intención.

Desde aquí, hago un llamamiento al valor de todos aquellos que durante mucho tiempo dudamos. Por favor, nos podemos ahorrar mucho sufrimiento si despejamos las dudas antes. Más coraje y menos miedos, que luego nos jodemos a nosotros mismos. 

Además, quería deciros que actualmente sigo viéndole, cada X meses, seguimos hablando como si no hubiera pasado nada (aunque el jodío está más sonriente, más amable y más suelto ¡a buenas horas!) pero que me siento muy orgullosa porque se cerró ese capítulo de mi vida, y aunque la inspiración se me ha jodido y ahora me cuesta más escribir (también creo que mis escritos son bastantes mejores), ya puedo ir a verle sin nervios, sin importarme si hablaremos mucho o poco, sin tensión ninguna, simplemente me dejo llevar teniendo las cosas claras, sabiendo cuál es el papel de cada uno y tirando de aquello que nos hace llevarnos bien. Es bonito encontrarme con el que fue durante años el amor de mi vida y no sentir más que un ligero cariño. Le miro y es como si estuviera paseando por mi ciudad, algo normal y cotidiano. Y los dos estamos más relajados y a la vez más seguros. 

De verdad, sed sinceros con ellos y sobre todo, sed sinceros con vosotros mismos. 

El tiempo que pasas sufriendo por una persona, puedes invertirlo en cuidarte a ti o en ilusionarte con otra. La vida es tan breve que no merece la pena invertir tiempo en incertidumbre.


¡Amad y sed amados!
 

sábado, 25 de julio de 2015

Como niños

 


Llegabas con tu sonrisa despeinada,
dibujando el arcoiris en mis pupilas.
Guardaba la vergüenza en el bolsillo
como si nada,
y buscaba la tuya en las mejillas [...]





miércoles, 24 de junio de 2015

viernes, 12 de junio de 2015

Deseos

¿Qué cojones ha pasado? Hace unos minutos estaba con las bragas bajadas y los dedos mojados y ahora es el alma quien llora y la autoestima quien anda por los suelos.

Es increíble cómo puede desarmarnos vernos caminando por la cuerda floja con la sensación de que son los fantasmas del pasado los que nos soplan para que caigamos al abismo de la inseguridad. Agota vivir con miedo constante a ser traicionada. Pero, joder, cómo duele la hostia del desamor... No soy de piedra.

Puede parecer trágico, pero en momentos así, donde soy víctima de un pensamiento como éste, me imagino follando sobre otro cuerpo, teniendo sexo duro, donde un tío del pasado por el que he sentido algo más que un cosquilleo en la entrepierna, me somete y adopto, por primera vez, el papel de sumisa, como si sentirme humillada fuera la solución a la vergüenza que me rodea. Arrodillarme, chupar hasta el fondo, prestar mi culo, ser azotada, ser insultada, que me hagan suplicar cuánto deseo su polla clavada en mi pena.

Y aún así, la imagen siempre acaba con unos ojos tristes y otra derrota sobre la espalda. Pero para cuando termino de imaginarlo, la rabia se ha enfriado lo suficiente como para encender la razón y saber que eso no serviría de nada. Así que cojo un folio en blanco y me desahogo, como lo haría otro sobre mi cintura.

Hay miedos que tenemos que pasar solos porque vengarnos solo nos conduce a cavar más hondo en nuestra propia tumba. Intentemos aprender de los errores, aunque nunca lo consigamos.

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Voy a follar hasta que me duela más
el coño que tu puñalada.


viernes, 5 de junio de 2015

Dar la mano o estamparla

"No sabes perder", es una frase que desde pequeña me han repetido constantemente. Comenzó con el deporte, porque como ya sabréis, soy una persona muy competitiva y claro que lo practico porque lo disfruto, pero lo disfruto más si gano. Ese sentimiento me ha acompañado en estos 20 años de vida como un perro fiel. Siempre esa lucha interna entre dar la mano al que te supera o mandarle a la mierda. Y es que, cuando alguien me supera y considero que se lo ha ganado, me quito el sombrero de la cabeza con tanta facilidad que parece que se me ha caído. Sin embargo, felicitar a otro por habérselo currado menos que yo y haber obtenido más éxito es algo que me araña la piel. Soy consciente de que hay gente mejor que yo, claro que sí, igual que hay gente que es peor que yo en otras cosas. El problema viene cuando creo que no son mejores que yo y sin embargo, los cabrones me superan. En momentos así me entra ganas de darle de hostias a la vida y gritarle: ¡¿Pero qué mierda de valores pretendes transmitir a la humanidad?! Entonces, esa persona que tocándose los huevos, coge y saca más nota que yo, y se descojona fardando de la suerte que tiene saca a lucir mi instinto más primitivo y me entran ganas de darle la charla que la típica profesora de instituto daría: ¿no entiendes que el resultado es lo de menos, que en realidad no sabes nada y tu interés por aprender es mínimo? ¿que si has sacado esa nota es por la flor en el culo con la que naciste y no porque seas un genio? ¿crees que en la vida te va a ir bien siendo así? ¡qué inmaduro! Me agota ver la cantidad de gente que está orgullosa de sí misma por no hacer nada y tener más éxito que otros que sí se lo han trabajado. Y desde aquí, me cago en la teoría del Karma, que igual me está queriendo decir que hasta que no aprenda a perder, no mereceré ganar. Normalmente, cuando me pican, tiendo a dar lo mejor de mí, pero llega un punto en que pierde la gracia y sobre todo el sentido, hasta que acabo afrontando el resto de situaciones con un sabor agridulce en la mirada.

Pero me niego a traicionar mis valores. Si me apasiona algo, lucharé por ser de las mejores en ello, no porque los demás me admiren ni mierdas de esas, sino por dar las lecciones que a veces, se le escapan a la vida.

jueves, 16 de abril de 2015

Ernesto Pérez Vallejo

Debe pensar que soy mudo.
Me gustaría decirle que no,
que tengo voz,
lo que no tengo son palabras
cuando la observo.

sábado, 11 de abril de 2015

Tipos de llantos

¿Os habéis parado a pensar alguna vez en los matices de nuestros lloros?

Cuando rompes a llorar, con un llanto desconsolado, como gritando a la injusticia y suplicando una explicación. Cuando se te quiebran las piernas y se te desmoronan las fuerzas. Te sientes impotente ante la situación. No sabes cómo arreglar ese destrozo.

Pero... ¿y esas lágrimas que caen por las mejillas en silencio? Cuando rompes a llorar en silencio, cuando implosionas. Cuando tienes el rostro impasible y el único movimiento es ese agua deslizándose por tu rostro. Cuando no reaccionas porque no encuentras ni preguntas, ni motivos, ni quieres respuestas. Tus ojos se empañan de incertidumbre y es la única forma de limpiarse. Lloras, sin más.


Joder, ese llanto de piel para dentro es el más duro, porque no sabes a qué viene ni cómo conseguir que se vaya.


lunes, 6 de abril de 2015

Un golpe de suerte



Fueron demasiadas las nubes que se calzaron de gris cuando los recuerdos se le enredaban en el pelo. Pero un día cargaba con todos los traumas cuesta abajo y en un despiste, el manillar dio un quiebro seco, haciéndola volar por los aires. Cuando abrió los ojos, unas paredes blancas la rodeaban. Miró extrañada hacia los lados hasta chocar con la bata del doctor. Varias preguntas después, la dejaron regresar a casa, esta vez en autobús. Con el paso de los días se iba sintiendo extraña, así como feliz. Ya no había penas a las que dedicar  insomnios, ni tristeza a la que bañar.

sábado, 28 de marzo de 2015

Cuando el amor no es lo más importante

Viernes por la noche. La calle sobrepoblada de jóvenes con bolsas cargadas de alcohol, que van a pasar la noche bebiendo para celebrar cualquier tontería o que, simplemente, lo hacen por tradición. Yo regreso a casa en coche, feliz por haber pasado horas entre las librerías de Madrid, buscando poesía que me llene la inspiración. Desde el asiento les veo servirse otra copa, reirse a carcajadas, andar haciendo eses, sacar el móvil y grabarse el puntillo. Son las 23:30 y en mitad de la plaza, las minifaldas y los musculitos forman pareja de baile. Una botella es arrastrada por el aire, quedándose marginada entre los arbustos, pues nadie volverá a recogerla. Los mayores cruzan la calle y el escándalo no parece ni inquietarles. Yo me ajusto la cazadora y me ato las zapatillas. Beso a mi novio como si llevara semanas sin verle y le abrazo fuerte como si pudiera coger una parte de él y meterla bajo la almohada al llegar. Con qué facilidad me ahorraría las pesadillas... Tras el ritual previo para salir a la calle, pongo los pies en el asfalto y salgo rápido a esconderme por algún callejón. Con el pelo me cubro el rostro. Mis pasos adelantan a las farolas. Dos miradas más a cada lado y entro en el portal. Renuncio a su olor con una nueva lluvia de perfume que cala mis ropas. Entro en casa tras "haber estado de copas con unos amigos" y las paredes se me vienen encima. De postre me acompaña un interrogatorio. Me dicen que si estoy saliendo con algún chico. Sonrío para mis adentros y niego. Tampoco he dicho ninguna mentira... Acusan a mis labios de su rojez. Decenas de imágenes salen corriendo en mi memoria. De nuevo niego. Me voy a la cama con los ojos caidos y le hago hueco a la soledad, quien una vez más, dormirá conmigo. 

Ojalá la felicidad fuera más importante que esas dos cifras del DNI.


miércoles, 25 de marzo de 2015

Tercera y cuarta publicación

Hola a todos los que me leéis, es un placer daros esta noticia: me van a publicar nuevamente, en este caso un poema y un microrrelato (aunque podría ser perfectamente un poema en prosa). Ambos estarán en el mismo libro, el cual llevará por nombre "AMOR Y POESÍA". La verdad es que es díficil explicar la sensación que me recorre por dentro cuando miro la estantería de mi habitación y encuentro libros que contienen mi nombre. Me encanta saber que lo que escribo gusta y que tenga cierto reconocimiento, aunque esto es solo el principio.

Estoy trabajando en mi primer poemario, con el que espero descubrirme, como persona y como escritora. Ojalá salga bien y consiga de alguna forma, que os llegue y os haga sentir, como hasta ahora me habéis ido diciendo respecto a mis publicaciones en el blog.

Espero que mi poemario traiga un estilo personal y una idea original y creativa, pero sobre todo, que remueva vuestras entrañas.

Un abrazo fuerte

viernes, 13 de febrero de 2015

Escribir sin que duela

Paso delante de ti
y te giras al instante,
lanzándole un guiño al pasado.
Sonrío para mis adentros
y continúo como si nada,
como si el mérito fuera mío.

Miro de reojo hacia atrás
y me silbas, haciéndote notar.
Me alejo riéndome.

Desde lejos se oye tu saludo,
pero no cambio de dirección.
Sigo adelante,
con la certeza de que nunca te irás.

Te quedas clavado en la esquina.
Sigo recto, con la esperanza de que resistas,
de que no te me arranques del pecho
con un adiós sordo.

De camino a casa, sigo pensándote,
y me pregunto si debiera odiarte
porque durante un largo tiempo
no hubo cura a la enfermedad que contagias,
esa de hacerte querer fácil.

Abro la puerta, dejo la mochila
y la superación viene a abrazarme.

Entiendo que estas nostalgias
son fruto de tus caprichos de profesor,
de tus maneras de hacerme aprender.

Me siento en el sofá
y abro el libro por la lección
donde te dejé: "Escribir sin que duela".

Papel, bolígrafo y una última mirada,
por la ventana, a la esquina.
Clavas tus pupilas en mí,
obligándome a correr la cortina,
pues a los recuerdos como tú
hay que darles el espacio
y el tiempo adecuados
para que te toquen,
sin llegar a hacerte daño. 

miércoles, 11 de febrero de 2015

Segunda publicación

Hola, lectores, os comunico que he quedado finalista en otro concurso, esta vez de micropoemas, y por tanto me vuelven a publicar. Estoy muy contenta, la verdad. Aún no sé cómo se llamará el libro. Se sacarán tan sólo 25 ejemplares, más los que nos regala la editorial al ganador y finalistas. Espero que siga yendo todo igual de bien, como poco.

Últimamente ando escasa de inspiración, es la parte mala que tiene ser feliz para mí o, mejor dicho, no querer autolesionarse. He llegado a ese punto en que creo que no me compensa hacerme daño (como hasta ahora había hecho) para escribir cosas bonitas, que transmitían, que llegaban, que me hacían destacar de alguna manera... Casi todos los últimos poemas son fruto de mi imaginación, que es mucho más sano aunque me cuesta sacarlos, pues nunca me he considerado una chica creativa. Pero bueno, cuando algún talento no se tiene, al menos, de forma muy natural, confío en que hay que practicarlo y esforzarse más para alcanzarlo. Ya sabéis, a mí me gusta tener todo aquello que me propongo. Esta vez, mi objetivo es escribir sin que duela y lo voy conseguiendo, poco a poco. Y además, estoy siendo recompensada (concursos, halagos, etc) así que espero que mi motivación siga en auge y poder cumplir ese pequeño sueño de ser escritora, de alguna forma. De momento mediante poesía. Cuando sepa un poquito más de la vida, intentaré serlo también sobre aquello que estoy estudiando.

En fin, amigos, que espero que esta racha no pare porque me hace feliz. Ojalá algún día podáis ver mi nombre en muchos libros, ¡pero el verdadero!

Abrazos a todos

jueves, 29 de enero de 2015

Kako M - Capitán de los piojos


Kako es rapero y psicólogo desde hace bastantes años. Le descubrí, como a casi todos los que cantan, en YouTube con su canción "Marionetas suicidas" y me encantó por todo lo que implicaba: rap distinto, original, nuevo, con otra intención en sus letras, otros ritmos, otras formas de hacer llegar. En seguida conecté con la música que subía y desde entonces he ido siguiendo todo lo que ha hecho. A partir de ahí, se me ocurrió seguirle por Twitter e intercambiamos un par de mensajes, donde, entre otras cosas, me dijo que era psicólogo y bueno, me dio ciertos consejos. De cualquier modo, Kako supone para mí una bocanada de aire fresco, así que no puedo evitar compartirlo con los que me leéis. Ojalá os haga pensar la mitad de lo que me hace pensar a mí con cada una de sus letras. La canción que más me gusta de él me la reservo durante un tiempo, para uno de esos días en los que la inspiración pase por mi calle pidiendo limosna. 

¡Disfrutadla!

sábado, 17 de enero de 2015

Salvavidas

Seguías la línea recta de mis puntos débiles
hasta detenerte frente a la puerta del dormitorio 
donde el amor nos hacía,
y me regalabas la peor de las muertes.

Tu decepción se extendía hasta mi pecho
y me estrujaba las entrañas.
El mar se te vaciaba de los ojos,
y me ahogabas en tu rechazo.
Tu cabeza negaba mi rostro
y éste se daba de cabezazos contra la pared.

Seguías tu rumbo, 
navengando a media ilusión.
Yo perseguía tu estela a nado,
pero por más que mi perdón corría,
nunca le tiraste aquel beso 
que nos salvara la vida.

 


jueves, 1 de enero de 2015

Héroe de la noche


 Cuando la preocupación me roba el sueño
y me pide de rescate una noche de insomnio,
traigo tu recuerdo al presente
y tu abrazo en mi cama es suficiente
para sacudirme los miedos de la garganta.
Me recoges en tu regazo
y, con un beso en la nuca, 
silencias mis pensamientos nocivos.
Tus sueños se enredan en mi pelo,
celosos de mis manos y tus dedos.
Y es justo en ese momento
cuando la calma traza sobre mis pestañas
un pacto con Morfeo, 
y me voy meciendo...
Con el eco de tu respiración como almohada,
lleno de suspiros el colchón, 
y entrego mi cuerpo a la noche
mientras mi alma,
sobresaltada por llegar tarde a nuestro encuentro,
vuela por encima de la imaginación
hasta vislumbrarte tras mis pesadillas,
abriéndote paso veloz. 
Y es que, estar dormidos
es sólo otra forma de estar juntos,
pero en un mundo distinto 
donde no hay límites,
donde, al fin, nos hacemos realidad.