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martes, 7 de noviembre de 2017

Madrugadas nítidas que revelan tu rostro

 "Vuelves a mí
porque el asesino 
siempre vuelve
al lugar del crimen."



Esta noche el pasado vino a buscarme a la cama. Me escribió en las líneas de la mano tus coordenadas y mis pies indómitos echaron a correr. Te vi abriéndome las puertas de tu vida y entré tambaleándome sobre tu sonrisa. Tropecé un par de veces más con tus ojos, pero te agachaste a recogerme del suelo y me aferré a tu mano. Te miraba de reojo mientras andábamos, y ya no medías tanto como antes; tus pupilas quedaban a la altura de las mías.

Hemos recorrido los caminos que me llevaban a ti y esta vez eras tú quien me llevaba. Ha sido raro, como volver a la casa donde te has criado y encontrarla vacía. Tu mano apretaba la mía, pero por la mía no bombeaba la sangre, era como si no me perteneciera. ¿Sabes cuando se te duerme una parte del cuerpo? Creo que a mi corazón le ha pasado lo mismo. Tú, al contrario, pareces tener el huracán Katrina dentro y arrasas con los recuerdos. Me dices que tus cicatrices son anónimas porque no merece la pena llevar grabados los daños. Yo te miro cohibida y sonrío tímidamente mientras bajo la manga de la sudadera para que no veas escrito el tuyo. Descendemos por unas escaleras que tienen nuestra historia escrita en los peldaños y nos sentamos en el último, quién sabe si con el propósito de ponerle fin. Me preguntas por estos años, cómo me va la vida, si estoy trabajando, qué tal mi familia... Aunque se te olvida lo más importante; supongo que hacen falta un par de cucharadas más de coraje. Te contesto las palabras que tus oídos me piden y en mitad del ruido, me preguntas si ya te he olvidado. Un silencio mutilado se adueña de mi garganta, entonces acaricias mi rodilla, y me miras como esperando una respuesta. Mis ojos dibujan en el suelo la palabra "sí" y sonríes. Ojalá hubieras hecho tú lo mismo años atrás. Supongo que ésa era la afirmación que necesitabas para romperte los grilletes. Si te vale de consuelo, yo también he sentido algo romperse, un segundo después. 

Me tomas de la mano, nos exhibes por la calle y me adentras en las cuatro paredes de tu casa. Conozco a tu pareja, a tu perro y la cama donde el pasado vino a buscarme, donde duermes tú, donde yacemos nosotros desde este preciso instante. Sólo te pido que no te la folles ahí y respetes mi cadáver.

Atentamente, 
la chica que durante seis años sólo quiso hacerte feliz.

lunes, 23 de octubre de 2017

Las personas duelen

Para sobrevivir en esta vida, hay que estar un poco muerta. 
Y ni siquiera decirme esta verdad al espejo, me entristece. 
Creo que, al fin, le he cogido el truco.

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domingo, 27 de agosto de 2017

Cómo hacer que vuelvas...

Canción disponible en Youtube

Tengo un hueco en los ojos donde encaja tu perfil, 
seis palacios esperando a que vuelvas, 
veinte tardes de domingo diseñadas para ti 
y un ejército de besos en la puerta.
Tengo todas las palabras que no dije en el salón, 
las ciudades donde nunca fui contigo, 
quién no tiene mil promesas cuando ya no queda opción 
y quién cumple al final lo prometido...
Mala idea es abrir el corazón 
cuando viene a por nosotros el olvido. 

Cómo hacer que vuelvas 
si la urgencia que ahora siento por tu boca 
durará dos bailes y se marchará
cuando el suelo esté cubierto con tu ropa. 
Cómo hacer que vuelvas

si ayer eché a patadas a Cupido 
y hoy me muero por volver a respirar 
todo el aire que atraviesa tu vestido... 
Cómo hacer que vuelvas...


Es normal que no me creas si tan sólo empiezo a arder 
cuando mi contestador está vacío. 
Siempre quiero ir a la luna cuando ya ha pasado el tren, 
cuando siento que la nave ya ha partido .
Y no hay forma de explicarlo ni tampoco de entender 
que si no es difícil nunca va conmigo. 
Siempre suelo complicarlo cada vez que tengo sed 
lo que no tengo es valor de abrir el grifo... 
Mala idea es abrir el corazón 
cuando viene a por nosotros el olvido. 

Y cómo hacer que vuelvas 
si la urgencia que ahora siento por tu boca 
durará dos bailes y se marchará 
cuando el suelo esté cubierto con tu ropa. 
Cómo hacer que vuelvas 
si ayer eché a patadas a Cupido 
y hoy me muero por volver a respirar 
todo el aire que atraviesa tu vestido... 
Y cómo rebobinar.
Cómo vas a volver si al subir al tren yo siempre descarrilo.
Cómo rebobinar,
Cómo vas a volver si jamás te he dado más de lo que pido.

Cómo hacer que vuelvas...
Cómo hacer que vuelvas...
Cómo hacer que vuelvas...
Cómo hacer que vuelvas...

Cómo hacer que vuelvas 
si la urgencia que ahora siento por tu boca 
durará dos bailes y se marchará 
cuando el suelo esté cubierto con tu ropa. 
Cómo hacer que vuelvas 
si ayer eché a patadas a Cupido 
y hoy me muero por volver a respirar 
todo el aire que atraviesa tu vestido... 

Cómo hacer que vuelvas...
Cómo hacer que vuelvas...
Cómo hacer que vuelvas...
Cómo hacer que vuelvas...


viernes, 19 de mayo de 2017

Origen


La mano que no cogí,
el abrazo que no pude dar, 
el fruto prohibido que no mordí,
el sentimiento que no declaré, 
el te quiero que no supe pronunciar, 
el beso que no me atreví a dar, 
la llamada que no hice, 
el adiós que no supe decir, 
el coraje que nunca tuve...

El error que jamás cometí.

viernes, 21 de abril de 2017

Tarde

Entre la humareda, aparece su figura para guiñarme un ojo, con esa asquerosa seguridad que la caracteriza. Como si con una propuesta le valiera para tenerme. Y la verdad es que algo de razón lleva porque el miedo se apodera de mis pupilas, que tiemblan con cada paso que da. Juro que en este instante, me encantaría acercarme y partirle la boca en cien mil besos con sabor a rencor y nostalgia, pero, sobre todo, con sabor a pasado. Le haría añicos la ropa y pedazos el pecho para que al menos, un abrazo mío le valiera como excusa contra el frío y la soledad. Me encantaría abofetearle la mirada hasta sacudir de ella las esperanzas que un día colocó sobre el cielo de Madrid para que así, al caer, se le clavaran las puntas. Ojalá al mirarla pudiera ensuciar sus tripas con mariposas que acaban de nacer, como hizo ella cuando la conocí.

Tenerla de nuevo, ahí, tan cerca, me vuelve loco. Quiero que entre en mí y que seamos uno. Deseo probarla como siempre, como nunca antes. Saborearla, olerla, esnifarme sus dudas, que convenza a las mías. Aunque sé que no es buena opción. Que nadie recomienda engancharse a aquello que te hace daño. Pero nunca me ha gustado aceptar consejos de otros.

Tanto tiempo la he necesitado. Tanto... 
Tanto tiempo me ha tenido. Tanto... 
Que ahora parece que no sé vivir sin ella. 
Sin su frenesí, su lujuria, su paciencia, su manera de inspirar, su cura a mi locura, sus ganas de vivir, de experimentar. Parece imposible que detrás de una piel tan pura, se halle tanta maldad.

Recuerdo que me tenía envenenado. Y que yo me la pinchaba en vena. Y que además, sonreía porque ella me daba su calor, a pesar de tener los pies fríos hasta en verano.

Ella. Tan natural como el caos. Tan caótica como la naturaleza. Viene, de nuevo, a por mí, Yo me quedo quieto.

Lo mejor es que sólo me quedan unos segundos hasta que me alcance. Pero no os preocupéis; éste será el último tiro, porque he aprendido a quererme, pero a destiempo.

jueves, 9 de marzo de 2017

Confesiones

Ni puta ni santa. No soy de extremos, sino de picos. Ya sabes, puta cuando puedo, santa cuando debo. Soy esclava de mi mente, paradójico en una psicóloga. Muchas noches no puedo dormir. A veces, ni la televisión puede atontarme la cabeza lo suficiente para descansar. Siempre estoy cansada. Nací cansada, vivo cansada y moriré de cansancio. Al principio todo me da pereza, pero luego me cuesta parar. Lo mismo en el amor. Llevo desde los 9 años involucrada en relaciones. Mi primer beso fue con esa edad, con mi primer novio y fui yo la que dio el paso. Sin embargo, el 90% de besos restantes los he recibido, tras haberlos provocado. Me encanta poner a la gente a prueba. Me fascina ver hasta dónde puede llegar un tío. Me gusta más la situación de tonteo que el hecho de follar en sí. Los tíos no son penes con patas. El sexo para mí es otra cosa. Si quiero meterme una polla, me la compro. No me gusta "hacer el amor". Me gusta follar. El amor se hace día a día con los pequeños detalles. El tamaño importa. No me gustan las despedidas, pero odio los finales abiertos. Me incomoda la incertidumbre, así que necesito tener el control de las cosas. Tengo rumiaciones constantes, las uñas mordidas, heridas en los dedos, migraña e insomnio puntual. Interiorizo casi todo lo que me pasa por no hacer daño a los demás. Todos los días me duele alguna parte del cuerpo. Como chocolate varias veces al día, creo que soy adicta. Soy muy celosa a nivel irracional, aunque razonando no mucho. Siento que dentro de mí conviven dos personas y que una de ellas casi nunca se deja ver por miedo. Me gustaría ser más valiente, pero no me sale. No soy muy sociable con la gente. De hecho, exterminaría al 70% de la raza humana. Cada vez tengo menos esperanza en la sociedad. Antes sólo me fiaba de mí misma, ahora ni eso. Me siento diferente. Me encanta salirme de estereotipos. Soy futbolera y futbolista desde que tengo memoria. Y sí, también leo y escribo poesía. A veces, me pongo cachonda con un "te quiero" y me emociono con sexo hardcore. No sé controlar mis emociones. Soy muy sensible aunque lo intente disimular. Cuando me enfado de verdad suelo quedarme callada porque soy incapaz de expresar lo que me pasa sin llorar. No sé hablar cuando lloro. A veces, siento que tengo un mantial indomable dentro. También me considero risueña, aunque casi siempre tenga cara seria. Me gusta estar sola. Paso la mayor parte del tiempo sumergida en mis pensamientos. Tengo un mundo interior propio por explorar. Considero que tendré éxito en mi profesión a pesar de todo. Lo que menos soporto en esta vida es que se pierda el tiempo, por eso casi siempre estoy haciendo cosas útiles. Me cuesta mucho desconectar. Y sí, el agotamiento físico es la mejor forma para conseguirlo. También que me cambien los esquemas, por eso muchas veces necesito un "córrete, puta" y un "fóllame, cabrón". Conciencia versus apetencia. Así, todos los días de mi vida.