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lunes, 13 de mayo de 2013

Te busco

 










Te busco en las miradas de la gente,
en el tráfico, entre los coches.
Te busco entre el ruido ensordecedor de la urbe,
detrás de las esquinas, 
debajo de las hojas de otoño que, vencidas, caen al suelo.
Te busco en el verde esperanza de los semáforos,
en los pasos de cebras, en los parques, y en las aceras.
Pero no te encuentro...

Te busco en los deseos que en cumpleaños pedí,
en los imposibles, y en los posibles si cabe. 
Te busco en los suspiros frente a la ventana,
entre los granos del gotelé de mi habitación,
en la soledad que guardan las paredes de esta.
Te busco en los cajones ocultos, 
en los rincones mágicos.
Te busco en los sueños de cada noche,
en las estrellas del cielo, por si colgaras de alguna.
Pero no te encuentro...

Te busco en las sombras de mis pasos,
en los caminos que ya recorrí y en los futuros,
en el allí, en el aquí y en el ahí.
Te busco en aquello que fui,
en lo que fuiste para mí, 
en lo que si quieres, y solo si tú quieres, serás.
Pero no te encuentro...

Te busco dentro de mí,
en mi sonrisa hoy ausente,
en mis ojos llorosos, débiles, cristalinos.
Te busco en mi riego sanguíneo,
en mi silencioso pulso, en mis mudas palpitaciones,
en mi dolor y en mi sufrimiento,
en mi condena,
en mi soledad y mi nostalgia.
Te busco y te encuentro...

miércoles, 1 de mayo de 2013

Colgando de ti

Se secó la tinta de la pluma con la que te escribía los versos más bellos. Se detuvieron las agujas del reloj, que avanzaba presto, en tu última palabra. Se me quebró la voz desde que no oigo la tuya, pues mis cuerdas vocales no encuentran los sonidos adecuados con los que describir cómo me siento. Se marchitó la esperanza con la que aguardaba cada noche un mensaje tuyo que no llegó, ese teléfono que nunca sonó... Se disiparon las ilusiones y las alegrías, se apagó la luz con que brillaban mis ojos. Infinita oscuridad...

Hoy te escribo con las lágrimas de mis ojos, con el frío de mi cuerpo, con el temblor de mis labios, con los pedazos de mi corazón, con las cenizas de la llama que se apagó en el fuego que se creía eterno. No tengo más que unos renglones torcidos aunque sinceros que regalarte, donde suplico por verte una última vez, al menos. Donde pido que aún no te hayas ido, no sin antes avisarme. Donde ruego que todo haya sido un malentendido, una pesadilla de la que poder despertar para volver a soñar contigo, a tu lado. Valiente ilusión...

Desde el silencio te espero, te anhelo, te extraño, te echo de menos. El mundo se ha vuelto un poco peor desde que no lo puedo mirar con tus pupilas. Solo veo en blanco y negro, dos colores que reflejan los recuerdos pues solo para ellos tengo ojos ya. Incluso el canto de los pájaros me molesta, un ruido ensordecedor que atormeta mi calma. Esa paz que solo alcanzo cuando pienso en nosotros. Un determinante que me da la vida a la par que me la quita, pues nada me queda si me separo de ti. Melancolía y nostalgia se han colado por los rincones más recónditos de mi piel calándome los huesos. Por eso este frío, este dolor, este daño gratuito. Injusto sufrimiento...