Ni puta ni santa. No soy de extremos, sino de picos. Ya sabes, puta
cuando puedo, santa cuando debo. Soy
esclava de mi mente, paradójico en una psicóloga. Muchas noches no puedo
dormir. A veces, ni la televisión puede atontarme la cabeza lo
suficiente para descansar. Siempre estoy cansada. Nací cansada, vivo
cansada y moriré de cansancio. Al principio todo me da pereza, pero
luego me cuesta parar. Lo mismo en el amor. Llevo desde los 9 años
involucrada en relaciones. Mi primer beso fue con esa edad, con mi
primer novio y fui yo la que dio el paso. Sin embargo, el 90% de besos
restantes los he recibido, tras haberlos provocado. Me encanta poner a
la gente a prueba. Me fascina ver hasta dónde puede llegar un tío. Me
gusta más la situación de tonteo que el hecho de follar en sí.
Los tíos no son penes con patas. El sexo para mí es otra cosa. Si quiero
meterme una polla, me la compro. No me gusta "hacer el amor". Me gusta
follar. El amor se hace día a día con los pequeños detalles. El tamaño
importa. No me gustan las
despedidas, pero odio los finales abiertos. Me incomoda la
incertidumbre, así que necesito tener el control de las cosas. Tengo
rumiaciones constantes, las uñas mordidas, heridas en los dedos, migraña
e insomnio puntual. Interiorizo casi todo lo que me pasa por no hacer
daño a los demás. Todos los días me duele alguna parte del cuerpo. Como
chocolate varias veces al día, creo que soy adicta. Soy muy celosa a
nivel irracional, aunque razonando no mucho. Siento que dentro de mí
conviven dos personas y que una de ellas casi nunca se deja ver por
miedo. Me gustaría ser más valiente, pero no me sale. No soy muy
sociable con la gente. De hecho, exterminaría al 70% de la raza humana.
Cada vez tengo menos esperanza en la sociedad. Antes sólo me fiaba de mí
misma, ahora ni eso. Me siento diferente. Me encanta salirme de
estereotipos. Soy futbolera y futbolista desde que tengo memoria. Y sí,
también leo y escribo poesía. A veces, me pongo cachonda con un "te quiero" y me emociono con sexo hardcore. No sé controlar mis emociones. Soy muy sensible aunque lo intente disimular. Cuando me enfado de verdad suelo quedarme callada porque soy incapaz de expresar lo que me pasa sin llorar. No sé hablar cuando lloro. A veces, siento que tengo un mantial indomable dentro. También me considero risueña, aunque casi siempre
tenga cara seria. Me gusta estar sola. Paso la mayor parte del tiempo sumergida en mis
pensamientos. Tengo un mundo interior propio por explorar. Considero que
tendré éxito en mi profesión a pesar de todo. Lo que menos soporto en
esta vida es que se pierda el tiempo, por eso casi siempre estoy
haciendo cosas útiles. Me cuesta mucho desconectar. Y sí, el agotamiento
físico es la mejor forma para conseguirlo. También que me cambien los
esquemas, por eso muchas veces necesito un "córrete, puta" y un "fóllame,
cabrón". Conciencia versus apetencia. Así, todos los días de mi vida.