Visitas

miércoles, 27 de febrero de 2013

Hasta el fin


Me follaré tus incertidumbres hasta que se conviertan en certezas. Te arrancaré de la boca el temor a base de mordiscos. Me tragaré los suspiros de tu boca de los que emanan las dudas. Te besaré los labios para impedir que pronuncien un adiós. Jugaré con tu lengua, llevándome de ti la soledad. Arañaré tu piel para que olvides el dolor de tiempos pasados y centrarte así en el presente. Acariciaré cada rescoldo de tu piel donde quepa la pena. Haremos poesía cuando nuestros cuerpos choquen empapados en sudor, resbalando por nuestro cuerpo la sangre de las heridas que aún no cicatrizaron. Y me beberé a morro tu amor, tu deseo, tus ganas. Todo tu ser abrazaré para no dejarte ir jamás, solapando nuestras almas hasta el punto en que se conviertan en una sola. Te miraré a los ojos para borrar de tu mirada la tristeza, y lo volveré a hacer cada vez que note la ausencia de una sonrisa en tu angelical rostro. Y así, día y noche, semana a semana, mes a mes, año a año, vida a vida, hasta el último suspiro de nuestros labios... hasta el último soplo de nuestro corazón.

miércoles, 20 de febrero de 2013

Rechazo a tu persona



Todo el mundo le advirtió, pero ella no quiso escuchar. Prefirió cerrar los ojos ante la realidad para no ver el negro futuro que le pintaba el destino. Se fue asfixiando con su propio ego, ahogando con sus propias lágrimas, matando con su propia soga llamada personalidad… Y así acabó, sola entre un millón de personas, rodeada por nadie, ni siquiera su sombra le daba cobijo ya, pues era tarde. Puso fin a todo lo que un día se le ofreció. Ni el espejo refleja ya su rostro, el cual se cubre con una capa de melancolía cada noche, justo cuando se lamenta de los errores que ha cometido con cada una de las personas que le ofrecían un hombro donde llorar, un cuerpo que abrazar, una mejilla que besar… Lo siente en el alma. Jamás pensó que fuera a ocurrir algo así a pesar de las advertencias. Siempre quisiste seguir siendo tú, demonio orgulloso, esclavo de tus miedos y defectos. Tan inteligente para unas cosas, y tan estúpida para otras. Para esas que son las importantes, las que te hacen ser feliz. La otra inteligencia, dime de qué te está sirviendo. El dolor que te consume no se va cuando resuelves un problema matemático, ni cuando te ponen una matrícula. Dime con quién lo vas a celebrar.  Confiésame la verdad, que todo eso no sirve de nada sin un apoyo, uno al menos, pero ni eso te queda ya. Lo perdiste. Lo has perdido. Lo estás perdiendo…