Visitas

domingo, 26 de enero de 2014

R~

Viniste cuando más falta hacías. Un regalo caído en el momento justo. En el mes que siempre quise. Naciste como te imaginaba y estás creciendo según idee. Es una sensación maravillosa. Acertar intuyendo. Pálpitos que se convierten en certezas. Como si ya te conociera antes de nacer.  Después de tus padres, fui la primera en verte. Busqué tus ojos y te observé anonadada. No me terminaba de creer que ya estuvieras ahí. Tía, con 18 años, ¿en serio?. Qué torpe me sentía. Insegura como casi siempre. Te arropaba con la manta mientras te alimentabas, casi sin tocarte. Qué frágil parecías. Qué chiquitín. Qué indefenso. Qué vulnerable. Qué responsabilidad. Desde el primer momento captaste mi atención y desde entonces soy incapaz de quitarte la mirada. No te puedes imaginar lo que te llegamos a querer, enano.


¿Sabes?  Sé que no eres consciente de ello, quizá algún día, cuando seas más mayor, te lo cuente o, tal vez, no. Ya se verá. Aún queda mucho para que crezcas. La cuestión es que nos haces felices. Puede que yo necesitara algo así en mi vida, pero estoy segura de que tu mamá y tu papá sí lo necesitaban. No te puedes hacer una idea lo que han luchado por traerte a este mundo. 



¿Sabes qué, también?. A lo mejor son mis ganas, pero nos parecemos en muchas cosas. Al igual que en tu caso, antes de mí había otro bebé que se estaba formando pero que no pudo nacer. Y una vez que estábamos a punto de salir, casi no salimos. ¿Qué te parece?. Pero no somos de rendimos ¿verdad?. Teníamos que estar en este mundo.


Además, siento que me entiendes cuando nos miramos. Veo tus gestos y no puedo evitar sonreír. Conozco cada una de tus expresiones. Cuando ves algo nuevo y lo observas con tus ojos profundos, intentando descifrar ese mensaje que aún no entiendes. Cuando alguien con quien no tratas a diario se te acerca y le frunces el ceño, apretando la boca. Cuando te ausentas del mundo con tu mirada perdida que parece buscar respuestas. Cuando nos ponemos frente al espejo y miras con cara de sorpresa. Cuando me acerco a ti hablándote con voz estúpida de tía enamorada de su sobrino y te pones nervioso, agitando las piernas, moviendo los brazos y haciendo ruidos con la boca como si quisieras decirme algo. Cuando te digo lo adorable que eres y me sonríes y después me apartas la mirada de la vergüenza que te da y una vez que dejo de hablarte, me vuelves a mirar. Cuando los demás no te dejan dormir y me acerco sigilosa a tu carro, te acaricio la tripa o agarras mi dedo, te miro a los ojos e intento trasmitirte la paz que tú me provocas. Cuando te canto, te susurro o simplemente te miro. No tienes pinta de ser muy hablador. Creo que nos entendemos bien con las miradas. Eres de los míos. Y después de eso, caes rendido y te duermes con esa cara de angelito. ¿Cómo una cosita tan pequeña me puede hacer sentir tan grande?. Y te observo desde ahí, desde arriba, y pienso en la envidia que me das. Cuánta pureza. Cuánta inocencia. Cuánta belleza reúnes en ese momento. Qué bonito todo lo que provocas sin querer. Cuánta felicidad repartes. Me encanta ver así a tu abuela. Tú existencia es la mejor terapia. Se la ve contenta, ¿sabes?. Con ilusión. Hacía tanto que no la veía así… Años. Y a mí me hace sentir mejor. El mundo parece menos malo desde que tú formas parte de él. Y bueno, a tu tío… perdónale porque no sabe lo que hace. Parece siempre el más inmune pero estoy casi segura de que es solo fachada y de que es el que más trato necesita. Y nuestra familia… bueno, es distinta, complicada, no será la ideal pero te aseguro que todos te queríamos aquí. La psicología te hace juzgar mucho menos y reflexionar mucho más.


El primer texto que escribo llorando, ¿te parecerá bonito?. Ni los chicos de los que me he enamorado lo han conseguido. Pero claro,  es que detrás de ti hay tanta historia… Podría escribir un libro solo de esto.


Y ahora que no me entiendes, voy a aprovechar para decirte que siempre voy de tía dura (y ahora más que ya es un título oficial) pero contigo se me desbordan los sentimientos. Eres increíble. ¡Hasta el llanto lo tienes bonito!. También quiero decirte que no me arrepiento de nada de lo que he hecho en mi vida, pero sé que si algún día te fallara no me lo perdonaría. Eso seguro. Desde el primer día estuve a tu lado y lo pienso estar hasta el último. Me da igual lo que tenga que dejar por el camino, pero de ti no me alejo ni aunque me obliguen. Quiero hacer las cosas bien contigo. Y las voy a hacer. Cueste lo que cueste. Sé que saldrá bien. Sé que nos entenderemos. Sé que confiaremos el uno en el otro. Voy a estar siempre ahí, te lo juro.

No hay comentarios:

Publicar un comentario