Visitas

viernes, 4 de abril de 2014

Nicotina y menta

Regreso camino a casa con tu mirada clavada en mis pupilas, con tu sabor a nicotina y menta acostado en mi garganta y con tu olor impregnado en cada poro de mi piel, pareciendo que me abrazas con cada soplo de aire, haciendo temblar mis piernas, poniéndomelo más difícil tras cada paso que doy, algo que en realidad me gusta. Al acostarme en la cama, el recuerdo me invade y me teletransporto a la tuya, esa que hace unos minutos ha sido testigo de un instante de perfección. Las sensaciones recorren de nuevo mi cuerpo y una sonrisa juguetona me descubre. Tu brazo está arropándome, acariciándome el pelo, mi cabeza apoyada en tu pecho y mi brazo rodeando tu cintura, en un momento en el que el silencio toma protagonismo porque las palabras son innecesarias cuando los cuerpos están hablando. Involuntariamente abrazo la almohada y el presente me repatria. Abro los ojos pero lo que me veo no me es suficiente si pienso que podría estar mirando los tuyos. Los vuelvo a cerrar y busco la postura idónea para dormir, volviendo tu perfume a mí en cada movimiento que hago, y Morfeo, que es un amante celoso, harto de mis desvelos por ti, me rapta lanzándome al abismo de un sueño en el que espero volver a verte pues conozco tu impaciencia cuando estás sin mí. Rescátame y llévame a dormir contigo, que esta noche no quiero otros brazos.


No hay comentarios:

Publicar un comentario