Visitas

jueves, 17 de abril de 2014

La asíntota de tu indiferencia

Y me encontré en cama ajena, regalando los besos que me sobraron de tu amor, ese que no pude darte y que hasta ayer guardé. Los saqué del cajón de las ausencias, repleto de las tuyas, para entregárselos al mejor postor. Con los ojos cerrados ante los suyos pues tu mirada no se hallaba detrás, ¿para qué mirar? Y, jugando al escondite, jugaba a que te había olvidado aunque con cada caricia que me daba, tu recuerdo volvía a mí y me sentía incompleta. Me incomodaba por igual tanto dar amor como recibirlo sin sentirlo. Yo, que estaba acostumbrada a besarte con la mirada y a abrazarte con sonrisas. A sentir amor sin poder recibirlo ni dártelo. Sus brazos me rodeaban y me sentía presa de aquello que nunca compartí. ¿Dónde estaban los tuyos? ¿Por qué la que me rozaba suavemente no era tu mano? ¿Por qué no era tu voz la que me susurraba? Recuerdo empañarle los ojos con los suspiros que reclamé por ti. Mi dedo índice se paseaba por su espalda pero solo alcanzaba a deletrear tu nombre. Las cuentas no me salían en aquella piel, demasidados lunares para ser tuya. Y me perdí en la asíntota de tu indiferencia, deslizándome por los rincones de tu memoria, esa que ya no tiene sitio para mí, que ya no me recuerda, que te ayuda a olvidar. Esa que me aparta de tu lado y me impide disfrutar...

No hay comentarios:

Publicar un comentario