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martes, 24 de diciembre de 2013

La transformación


Decidió no dejarse engañar más ni someterse a ese ritual idílico de cenas románticas, llamadas nocturnas y mensajes de buenos días, que siempre acababa mal. Elegió dar un vuelco a su vida, saltarse sus principios y convertirse en otra persona que sufriera menos y que disfrutara más. Acabó buscando otras pieles con las que cubrir sus complejos, otras miradas con las que sentirse indañable, otras manos que no regalaran caricias con las que enamorar sino que, simplemente, sirvieran para agarrarla fuerte en cada acercamiento sexual. Intentó curar sus heridas derramando sobre estas sudor ajeno, y esconder su tristeza bajo un maquillaje que dejaba clara cualquier intencionalidad. Pensó que bajo distintas sábanas podría esconder su frágil corazón y destapar aquella mujer que quería mostrar al mundo entero. Ya no era esa niña débil, tímida, enamoradiza y risueña que hacía cualquier cosa por el chico que amaba, ni aquella que sostenía el firme pensamiento de que para que alguien la hiciera suya, tendría que conocerla, interesarse por ella y cuidarla bien a diario. Esas ideas se evaporaron con las altas temperaturas a las que se sometía su cuerpo en cada encuentro de dos.

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