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lunes, 3 de septiembre de 2018

Wake me up when september ends...


SEPTIEMBRE, diez letras que marcan el inicio de una etapa nueva. Siempre ha sido mi mes preferido, quizás por la cantidad de cambios que suele traer. Conocer gente nueva, aprender cosas diferentes, poner a prueba tu capacidad de adaptación, fantasear con algo distinto... Para ser más exactos, septiembre, octubre y noviembre son LOS MESES DEL AÑO. Septiembre y su frescura, octubre y sus hojas caducas, noviembre y mi cumpleaños, aunque pensándolo bien, esto último cada vez me angustia más.

Septiembre y octubre, el renacimiento, la carta del tarot que te habla de cambios, de la oportunidad de acabar con esos daños que caen de los árboles, aplastarlos y seguir hacia delante... Nadie nos habla del frío que queda después. 
A mí nunca me había gustado lo de llevar tres capas de ropa. Sin embargo, ahora me siento cómoda así, tapada, como pudiendo estar más dentro de mí que de costumbre, poniendo barreras al resto para alcanzarme, sentirme protegida, a salvo de un mundo que cada vez temo más. ¿Cuál es tu miedo?, me preguntan. El conservadurismo del ser (lo de humano lo omito desde comprendí el horror que somos capaces de causar a los más inocentes). De verdad, es aterrador. 

Imagen relacionadaAhí fuera hay gente que lanza misiles a diario por un cacho de tierra; hay gente que cosifica a los animales y a las personas; hay gente que se cree con más derechos que otra por la simple casuística de haber nacido en un territorio. Sobre esto, quiero hacer un apunte. Y sí, trata sobre esas decenas de personas africanas  que se tiran al mar con tal de dejar atrás una vida de mierda, a la que ni siquiera se la puede llamar vida, y de cómo nosotros, los otros, los del primer mundo (siempre la clase, la élite, la diferencia, la estructura social que te pone en un sitio que no has elegido), les cerramos las fronteras para proteger lo que es nuestro, para que no nos quiten el trabajo, para que no nos roben, para que no nos maten, para que no se nos acaben las excusas. 
A mí también me jode la cantidad de gente de fuera de Madrid que viene a Madrid a buscar trabajo. Oye, aunque seas de Cuenca, también me estás quitando trabajo. Aunque seas de Zamora, me estás quitando trabajo. Aunque seas de Pontevedra, me estás quitando trabajo. Te podría decir lo mismo: vete a tu puta comunidad, de donde eres y donde has nacido, porque ése es tu sitio, no vengas al mío a quitarme lo que me pertenece por haber nacido aquí. Ahora no nos gusta tanto el argumento, ¿verdad? Si les dices esto, atañen a que ellos tienen sueños más fáciles de alcanzar en una ciudad grande, repleta de oportunidades. Pero eso si eres pobre, si vienes de un país donde más que echarte una mano, te la arrancan si pueden, no vale. Porque se tiene en cuenta un país, ahí dentro todo vale, lo de fuera ya... Son enemigos. Yo me he entendido mejor con gente de fuera, que ha viajado, que con mi propia familia. No sé, llamadme rara. 

Como decía, ahí fuera hay gente en contra el aborto, que pone por encima el derecho a la vida que a la calidad de la misma, al igual que con la eutanasia. He visto a madres persiguiendo a sus hijas porque éstas corrían (sorprendente en un niño pequeño) y aparte de castigarla, lo hacían agarrándolas del pelo. He visto a padres llamar tontos a sus hijos, gritándoles por su bien. He visto a abuelos tirando de nietos, sin apenas poder tirar de ellos mismos. He visto a padres propagando la homofobia y el racismo y luego escandalizarse cuando a su hijo le llamaban gordo. Veo, cada día, en consulta, niños llenos de rabia y de tristeza a partes iguales. Veo una inocencia mancillada, manchada de estupidez, de frustración y de costumbrismo. Veo gente que no se plantea sus creencias porque "a mí me han enseñado así". Veo borregos y pastores, y muchas veces ni se pueden distinguir. Veo un mundo repleto de mierda y tengo que luchar con eso cada día y contra gente que te dice que por qué no sonríes más, que estás apagada.

Luego me vienen a consulta adolescentes sin ganas de vivir porque también han visto esto, con el cúmulo de sensaciones polarizadas que se experimentan al día y no me sorprende, por desgracia no me extraña y por consecuente, no sé qué decirles. Que se pongan la careta de payaso, que imaginen que todo es una pesadilla y que pronto despertaremos en un mundo mejor. A veces entiendo la eficacia de las sectas. Quién no quiere un despertar en otro lugar menos horrible... 

Veo gente que tiene hijos porque no saben cómo solucionar sus matrimonios. Veo gente diciendo que si quieres al otro de verdad, tienes que aguantarlo todo de él y tener paciencia. Veo gente llena de sentimientos de culpa por una ideología religiosa. Veo gente que no se plantea el porqué de las cosas. Veo gente que aun teniendo dos calles para transitar, lo hace por la tuya y detrás de ti, muy cerca y que disfruta. Veo gente criticada por cómo viste, por cómo se maquilla, por cómo habla, por cómo es. Veo odio, rencor, egoísmo, violencia, oscuridad, fin del mundo. 

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Llamadme loca, pero creo que pronto habrá una enorme catástrofe que acabará con la mayoría de los humanos. Ojalá la naturaleza se rebele y nos ponga en su sitio, por imbéciles. 

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