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viernes, 25 de julio de 2014

Adam y Alice (fragmento de relato erótico)


Era la primera vez que Alice estaba a merced de un hombre, desnuda, abierta sin escrúpulos y con una indecencia impropia de su edad. Adam se desabrochaba los botones de la camisa mientras le susurraba al oído que sabía que era su primera vez, y no sólo como modelo, y que en ambos casos no tenía nada que temer, que él estaba ahí para apoyarla. La excitación del momento le impedía parar, ni siquiera podía comerle el coño, necesitaba estar dentro de ella como nunca antes. Con toda la sangre acumulada en su miembro, la penetró despacio, controlando a la bestia que se había despertado en él, suplicando porque no le doliera y pudiera follarla duro. Esa chica se merecía una caricia en la mejilla por cada penetración hasta el fondo, un beso en la punta de la nariz por cada azote. Esa chica reunía todo lo que buscaba. Alice le miró a los ojos, y a pesar de las molestias que estaba sintiendo, le pidió que no parase, que quería sentirle así, que disfrutaba teniéndole en su interior. Adam, a punto de correrse sobre ese delicioso vientre, lamió lento su cuello y gimió fuerte en su oído. En seguida sacó su polla y derramó su semen en esa cintura de 60cm. Ambos se miraron sonrientes, incrédulos aún por lo que había ocurrido sobre esas sedosas sábanas. Adam se levantó de la cama, se abrochó el pantalón, cogió su Reflex y susurró: “Ahora posa para mí, mi amor”.

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