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miércoles, 4 de abril de 2012

La perdí


"La perdí" se repetía constantemente mientras se tapaba la cara con sus manos evitando dejar a la vista aquellas lágrimas sinceras y, como él, impregnadas de amor, que se deslizaban por sus mejillas. Le escocían los ojos de tanto restregárselos con el objetivo de borrar la tristeza de su mirada, pero esta aún perduraba en su corazón. Se dejó caer lentamente desde el borde de la cama hasta el suelo, donde se sentó temeroso, abrazando sus rodillas, sintiéndose más pequeño que nunca y recordando lo que vivió a su lado. Se acordaba de esa chica que desde el primer momento le trató de una forma especial, distinta al resto, de esa sonrisa que siempre le tenía preparada sin importar si ella estaba bien o no, lo único que quería era alegrarle la vida a él, de las palabras adecuadas que tenía preparadas para cada momento, esas que eran justo las que él necesitaba escuchar. Y es que ella... ella le entregó su ser durante el tiempo que el destino les permitió. Ella, una chica sencilla y entregada a él, no le quitaba la mirada en ningún momento porque su vida giraba en torno a él, pero el tiempo y las circunstancias hicieron que todo cambiara. Ella seguía con la ilusión en su corazón de que él, por una vez desde que le conocía, diera un paso al frente lleno de coraje y valor y fuera a buscarla, que la prometiera que nunca se iría de su lado y que se dieran una oportunidad. Y mientras pasaban las estaciones, mientras corría el reloj y avanzaba presto el minutero, ese momento no llegaba. Al contrario, todo se iba desvaneciendo y la distancia, poco a poco, acabó con ellos. Desde entonces, él se maldice por no haberse atrevido a luchar por esa persona especial que se lo mereció como ninguna otra, porque aunque lo haya intentado, ninguna otra mujer ha podido hacerle olvidar cada gesto, cada caricia, cada acercamiento, cada conversación, cada mirada, cada razón por la que sonreír. Y se lamenta pensando que ella estará con alguien que la haga todo lo feliz que él no supo, pero, lo que él no sabe es que esa chica del pasado le tiene muy presente. Ella también piensa en él, ella también se acuerda de él, en su mente y en su corazón sigue estando él. Pero como siempre, el tren pasará y ninguno de los dos se atreverá a cogerlo. Porque ellos tienen algo que les separa, la distancia, pero también tienen algo que les une y que es más fuerte, el miedo.

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