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viernes, 13 de abril de 2012

Dame placer

Un beso tímido que lleva a otro más cálido, y ese a otro más pasional, y mi boca se abre mientras deslizas tus labios por mi cuello, susurrándome al oído todo aquello que me gusta escuchar. Tu lengua humedece mi piel y baja curiosa hasta mis pechos, donde se entretiene juguetona. El ritmo de mi corazón se acelera tanto que incluso puedes oírlo. Te quitas la camiseta, y mi cuerpo siente cada vez más... Continúas por mi cintura con pequeños besos hasta llegar al paraíso. Sabes cómo hacerlo, tienes esa práctica y experiencia te hacen único y que, desde el primer momento, me ataron a ti. Juegas, besas, acaricias, muerdes, chupas, profundizas... y mi cuerpo arde de calor, de deseos, de ganas... Mi respiración se acelera. Me dejo llevar. Cierro los ojos y miro hacia arriba. Placer. Mi cuerpo excitado se mueve de forma incontrolable. Tú decides ese movimiento. Lo manejas, lo controlas, lo haces tuyo. Me miras desde abajo y ves mi cara de satisfacción, algo que te excita el doble, y tu mano se mueve más rápido, aguanta, espera paciente, acelera, sprinta... Y un grito resalta en el silencio de la noche. Gemidos que aumentan su frecuencia y su volumen hasta que, segundos después, vuelven a disminuir... Me relajo, y subes besándome de nuevo, hasta el cuello. Te detienes y me miras a los ojos fijamente. Sonríes y me susurras un te quiero en el filo de mis labios y fundes el momento con un placentero beso...


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