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viernes, 29 de julio de 2011

Detuviste el tiempo

Un día aparentemente tranquilo que cambia con una velocidad superior a la de la luz. Una mañana normal y corriente hasta que algo inimaginable sucede.

Estaba de espaldas, serena y algo adormilada debido al primer madrugón de la vuelta a la rutina. El reloj marcaba las 8:00 de la mañana. Y mientras lo miraba fijamente con la esperanza de que los segundos avanzaran veloces, el tiempo se paró. Unas manos me cubrían los ojos impidiéndome ver el horizonte. Un olor conocido se introdujo en mi nariz haciéndome temblar. Era su fragancia. Era él. Lo sabía, pero quise hacerme la interesante con la intención de alargar el momento. Un momento que desearía que fuese eterno.

-¡Ya sé quién eres!
+¿Cómo lo has sabido? ¡Ni siquiera he abierto la boca!
-En realidad no lo he sabido, lo he sentido...

Se acercó a mi cuello, sumergiéndose entre mi pelo, y me susurró al oído:

+No abras los ojos aún.

Deslizó sus manos hasta mi cintura y allí se detuvo para hacerme girar. Suavemente. Como todo lo que hacía.

-Pero...¿qué estás haciendo? - dije confusa por la inesperada situación.
+Algo que debí  hacer mucho tiempo...

Y con la respiración entrecortada y el corazón apunto de escaparse, me sonrojé y agaché la mirada. Él, tan dulce como siempre, me levantó la barbilla. Me miró la boca y luego se mordió discretamente el labio. Me atravesó con la mirada como sólo él sabe hacer.

+Me encantas...

Me quedé perpleja al escuchar esas dos palabras pronunciadas por sus labios. Al ver que mi reacción tardaba en llegar, él comenzó a inquietarse.

+¿No tienes nada que decirme?
-¿Qué se suele decir cuando uno de tus sueños se hace realidad?
+Mejor no digas nada...

Puso su mano en mi cuello y su brazo rodeando mi cintura, tan protector como siempre. Iba aproximándose hacia mí mientras el primer rayo de sol de la mañana, que se asomaba tímido, iluminaba su rostro casi angelical. Qué bello. Milésimas de segundo después, unimos nuestros labios a la par que nuestros corazones. Y así, sellamos la promesa de un amor nacido en un día normal, pero que sería único.

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