Segundos después, el mundo volvía a ponerse en marcha y vio que se le escapaba de su alcance, así que bajó nerviosa las escaleras, titubeando tras cada escalón, rezando por no tropezar. Tres, dos, uno y salto para llegar antes al suelo. Las piernas le flojeaban. La emoción la invadía. La respiración le faltaba. Avanzaba lo más rápido que podía mientras le veía en la otra acera, a la par que ella. Entró en la estación y ella detrás. Cerca. Muy cerca. Detrás. Ya podía oler su perfume. Y de pronto, la paz. La tranquilidad que solo alcanzaba cuando le tenía cerca. Cuando era suyo. Cuando estaba ahí, a su lado. Él bajaba las escaleras mecánicas y ella sonreía, bajándolas tras él, con la seguridad de saber que esta vez no se le escaparía. Pasó el billete y ni se dió cuenta de que a su lado estaba ella, quizás la música de sus cascos le retumbaba en la cabeza haciéndole viajar por un mar infinito de pensamientos que solo él podía saber. De nuevo, las escaleras mecánicas, hacia arriba esta vez. Mismo ritual: ella detrás de él, hasta que por fin se atrevió a dar el paso. Le adelantó por la izquierda, le miró de reojo tímidamente y con una voz suave y cálida le saludó. Sus miradas se cruzaron.


Dentro del tren, algo estaba sucediendo, o al menos, en eso pensaba ella (se está preocupando por mí, muestra interés en cómo estoy, se está abriendo, se expresa, me cuenta cosas sobre él aunque su atención está totalmente enfocada en mí, me dice cosas bonitas que jamás me había dicho, está encantador, amable, parece que no quiere irse, está realmente cómodo...).
Llegaba la hora de bajar del tren, me atrevería a decir que, por primera vez, él era el que no quería acabar con ese momento, pero todo tiene un fin y su parada había llegado. Se despidieron, dos besos pausados en las mejillas y una mano que descendía por su brazo hasta cogerle de la mano y luego soltar para dejarle ir, otra vez. Bajó y sus ojos volvieron a encontrarse, él en el suelo, ella allí subida y sus miradas fijas en las pupilas del otro, viendo como,
lamentablemente, se volvían a distanciar, pero con el presentimiento de que el destino les volvería a juntar en cualquier momento...